lunes, 11 de marzo de 2013

SISTEMAS DE ENSEÑANZA /FORMAS DE APRENDIZAJE


Enseñar o aprender artes marciales siempre supone un reto, el reto es aprender a manejar el propio cuerpo, de aprender a ejecutar movimientos que no son los habituales, el reto de enfrentarnos a una cultura y mentalidad absolutamente desconocida, opuesta a nuestra cultura y civilización occidental. Algunos fracasan en este reto, mientras otros descubren nuevos caminos y nuevas formas de perfeccionamiento personal, pareciera que las artes marciales no hubiesen sido creadas para todas las personas, sin embargo sabemos que eso no es cierto, fueron ideadas para cualquier persona, alta o baja, grande o pequeña, fuerte o débil, gorda o delgada, puede aprenderlas, practicarlas y desarrollarlas. ¿Donde está entonces el error? Los instructores/maestros de estilos más tradicionales afirman que es difícil enseñar su respectivo arte a los occidentales, ya que estos no quieren “aprender”, y por otra parte los alumnos occidentales se quejan de los maestros afirmando que “enseñan poco “que esconden sus técnicas ,que no se les “comprende”¿Qué hay de cierto en ambas afirmaciones? Las dos se complementan, más que oponerse es en la suma de ambas donde seguramente esta el camino correcto. Tal vez solo existe una confusión respecto a que hay que enseñar o que hay que aprender.
Los sistemas tradicionales de enseñanza en las artes marciales siguen el método con el que en nuestra niñez ,aprendimos a caminar; un método sin programa fijo, en el que tan solo se necesita un instructor/maestro (guía)y mucha practica ,un constante entrenamiento ,la propia experiencia es la que enseña esos conceptos tan vagos y abstractos como son la dinámica ,el equilibio,el desplazamientos,etc..,el resultado solo se ve al final cuando el aprendiz puede “andar” por si mismo, ha aprendido sin preguntas ni respuestas ,solo a través de su propia experiencia .
Por el contrario la forma occidental de aprendizaje busca las razones, las explicaciones a esos movimientos y de alguna forma exige que todo le sea explicado, razonado, sin pararse a pensar que si en nuestra niñez hubiésemos tenido que aprender y razonar todos los movimientos de cada musculo que interviene en la acción de caminar, la humanidad aun andaría a cuatro patas.
Tal vez la diferencia entre la mentalidad tradicional que está indisolublemente unida a las artes marciales, y la mentalidad occidental, fuertemente arraigada en la mayoría de los practicantes sea solamente la diferencia que existe entre los conceptos de “aprender” y “comprender”. Aprender para la mayoría de los practicantes, significa memorizar, retener movimientos y técnicas, combinaciones más o menos complicadas, como si fuesen lecciones que necesitásemos aprobar el curso (en algunos casos cinturones, grados, etc.)Para pasar del grado. Creemos que a un mayor grado le corresponde un mayor conocimiento de la técnica y aspiramos por tanto al máximo grado posible. Sin embargo ,estos aspectos son tan solo aspectos externos, importantes para algunos sin duda, pero absolutamente superficiales en las artes marciales ,donde lo importante es el conocimiento en sí y no el grado que se ostente .Si nos fijamos un poco en algún arte, literatura ,pintura ,etc.., descubrimos que no basta con poseer un alto nivel técnico, necesario sin duda, además es imprescindible que ese nivel se traduzca en una sabia combinación de técnicas ,en una sabia educación de los conocimientos adquiridos a la situación planteada.. En las artes marciales las combinaciones de técnicas de desplazamientos,esquiva,defensas y técnicas agresivas han de tener ,igualmente ,un significado, deben ser el desarrollo lógico de la situación planteada, incluso ¿Por qué no? La expresión de un sentimiento, deben tener una técnica, un porque, es decir, esa combinación debe ser la única posible atendiendo, por supuesto, a las diferencias de escuela o estilos. El estudio y desarrollo de cada situación concreta nos lleva directamente al fondo de toda esta cuestión. Cada situación que pueda presentarse posee unas sutiles diferencias ,de angulo, de posición, de inercia, de relación entre los adversarios, etc.., cada técnica de cada arte marcial ,supone una solución a cada matiz que se produce y el hilo conductor ,lo que une a ese conjunto de recursos ,combinaciones, etc.., es lo que llamamos estilo, técnica ,quien lo posee quien lo descubre demuestra su grado de maestría, de dominio del arte ,demuestra que “comprende” aquello que practica. En esta y no en otra la “esencia” lo que se esconde tras cada arte marcial, lo que los maestros tradicionales les intentan que el alumno “comprenda” a través de un sistema de enseñanza que, en la mayoría de los casos, no resulta tan extraño que apenas alcanzamos a entender.
Por el sistema occidental “aprendemos” miles de técnicas y combinaciones, retenemos fácilmente en nuestra memoria los distintos movimientos y combinaciones que nos son mostradas, pero lo hacemos sin poner nada de nosotros mismos, sin experimentar por nosotros mismos, sin comprender nada. Llegado el momento nos encontramos solos, no podemos, no sabemos crear nada por nosotros mismos, solo podemos repetir aquello que ya hemos repetido miles de veces , no poseemos ninguna personalidad, ningún rasgo de personalidad, ningún rasgo que nos identifique, que nos diferencie del resto de alumnos de un mismo maestro. No nos han enseñado nada.
El sistema tradicional se basa en la imitación, en un principio, y más tarde, en la experimentación personal de modo que, aun sin un repertorio amplio de recursos, el alumno sea capaz de crear por sí mismo, que sea él quien encuentre, por la practica constante, la forma correcta de unir todos los elementos que configuran su arte, el camino correcto. En palabras de un maestro que decía “El
Alumno inteligente debe robar la técnica al maestro” en suma,”comprendemos” que es lo que se debe aprender, aprenderemos a eliminar aquellas partes superfluas o externas para fijar la atención en las partes realmente importantes, a convertir la experiencia del aprendizaje en una experiencia interna e intensa. Aprendemos a mejorar por y para nosotros mismos, a tener nuestra personalidad, un estilo propio dentro de la escuela a la que pertenecemos, dentro de cada arte marcial, siguiendo las directrices que nuestro maestro, profesor, instructor, etc..., nos dicta.
La enseñanza siempre tiene dos protagonistas, maestro y alumno, la enseñanza de artes marciales no escapa de esta regla, ambos tienen un importante papel que desempeñar, ambos deben poseer idéntico nivel de compromiso ya que no puede existir el uno sin el otro, para ello se necesita que ambos estén absolutamente compenetrados, que exista una mutua confianza para que ambos se beneficien del mutuo esfuerzo.
El compromiso del maestro consiste en dirigir y guiar correctamente al alumno, ayudarle a mejorar día a dia, exigirle lo mejor de sí; orientarlo en la búsqueda correcta del camino, impedir que su ánimo flaquee. Pero esta labor es imposible si el alumno no cree en su maestro, si no se compromete a su vez en el esfuerzo constante, en la superación de su propia capacidad. El compromiso que el alumno debe contraer es el de aprender, de experimentar, de esforzarse continuamente en mejorar y, en definitiva, en “comprender”, resolver por sí mismo sus dudas, sus problemas, las situaciones que puedan presentársele.
Todos hemos visto alguna vez la imagen de un padre ayudando a caminar a su hijo, esta es la que debería ser imagen de la enseñanza de artes marciales: El padre ayuda, sujeta al hijo, al alumno, pero es el alumno, el hijo, quien se esfuerza, quien camina.

JAIME MARIN GONZALEZ

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